Sones que derriban muros
Pilar Ramírez, 7 de junio de 2017
Xalapa, Ver.- El pasado 27 de mayo tuvo lugar la décima edición del Fandango Fronterizo que se realiza en ambos lados de la frontera entre México y Estados Unidos, en Tijuana y San Diego. Músicos de son jarocho se reúnen de uno y otro lado de la frontera y durante algunas horas tocan al unísono o recitan décimas alternadamente. En el lado mexicano la reunión es en la zona turística llamada Playas de Tijuana, cerca de la Plaza de Toros y un área restaurantera de fácil acceso; en la ciudad de San Diego, en contraste, la gente se congrega en el Friendship Park, una instancia ciudadana que la policía migratoria estadounidense pretende quitar y por ahora sólo establecen limitaciones para llegar a ella.
Esa intención de eliminar un punto de reunión tan significativo es comprensible porque este encuentro musical ha resultado sumamente desafiante por la gran carga simbólica que tiene compartir un elemento tan lleno de identidad como es la tradición musical del son jarocho. Las imágenes de los músicos tocando a un lado y otro de la valla fronteriza es electrizante. Y no sólo para los veracruzanos sino para cualquier mexicano. Se puede sentir en el aire cómo los mexicanos que llegan del lado de San Diego lo hacen en busca de esa raíz, de esas notas y de esas imágenes que les devuelven un trozo de identidad, que refrescan su pertenencia.
Los músicos del lado mexicano expresan, por su parte, una profunda solidaridad con sus compatriotas y lo hacen del modo más sublime, compartiendo música y baile. El sonido de los tacones de los bailadores sobre la tarima de madera resuena en el aire y retumba en el alma. Una jarana, un requinto, un pandero, una leona o la tarima de los bailadores emiten sonidos que parecen derretir esa valla que las autoridades estadounidenses se empeñan en extender y no logran explicarse por qué es tan contestataria, pero lo intuyen, por eso dificultan la llegada al límite del muro. A pesar de ser un parque, no permiten la entrada de los autos y eso obliga a los participantes del lado de San Diego a hacer una caminata de 40 minutos en arena. Por la misma razón, el fandango se lleva a cabo de 11 de la mañana a dos de la tarde, porque a esa hora cierra el Friendship Park, que visto así, no resulta tan amistoso.
Del lado mexicano, cada año hay un invitado especial. Este 2017 fue la Familia Vega de Boca de San Miguel, municipio de Tlacotalpan quienes dieron, una vez más, el toque significativo de la presencia de Veracruz en este encuentro de música y de baile que, literalmente, no respeta fronteras.