
Síndrome de burnout, factor de riesgo laboral
Agencia de Noticias RTV (UV), 24 de abril de 2025
Xalapa, Ver.- El síndrome de burnout es considerado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como un factor de riesgo laboral ya que afecta la salud física, mental y emocional de las personas, además de deteriorar progresivamente su desempeño y bienestar general, advirtió Eduardo Escribano Soriano, médico adscrito al Sistema de Atención Integral a la Salud de la Universidad Veracruzana (UV).
El especialista habló sobre el tema en la sesión educativa que organizó la Coordinación Médica del SAISUV, a través de la plataforma Zoom.
También conocido como “síndrome del trabajador quemado”, es un trastorno de carácter emocional que se origina como respuesta al estrés laboral crónico que no fue gestionado adecuadamente. No debe confundirse con el cansancio común o el estrés pasajero.
“No solo es una afección psicológica, sino que tiene manifestaciones físicas muy claras que comprometen el bienestar general de quien lo padece”, explicó durante la conferencia.
Se manifiesta de manera progresiva y sus síntomas suelen agruparse en tres dimensiones: agotamiento emocional, se trata de una sensación constante de cansancio, el individuo siente que no tiene energía para enfrentar el día a día; despersonalización o cinismo, se denominan así a aquellas actitudes negativas, desapego o insensibilidad hacia el trabajo o las personas con las que se interactúa; y reducción de la realización personal, es el sentimiento de ineficacia o de que el trabajo ya no aporta satisfacción personal.
“Algunos pacientes describen que se sienten como si fueran una máquina a punto de apagarse, que solo funcionan por inercia”, compartió el especialista.
Explicó que esta enfermedad atraviesa una serie de fases: entusiasmo inicial, la persona se involucra en su trabajo, con altas expectativas; estancamiento, nota que las recompensas no corresponden al esfuerzo; frustración, aparece la irritabilidad, el estrés crónico y la sensación de inutilidad; apatía, en esta etapa el individuo desarrolla un desapego emocional profundo o un apagado emocional, y finalmente el burnout, que es el agotamiento total, con consecuencias físicas y psicológicas severas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera a este síndrome un factor de riesgo laboral por su capacidad para afectar la calidad de vida, salud mental e incluso por poner en riesgo la vida. En 2022 la reconoció como una enfermedad profesional
“El 40 % de los trabajadores en América Latina presentan síntomas compatibles con el burnout; sin embargo, puede superar el 60 % en profesiones de la medicina, la docencia, el servicio al cliente y en aquellos que tienen contacto con muchas personas”, destacó Escribano Soriano.
En México, indicó, tres de cada cinco trabajadores dicen sentirse emocionalmente agotados al final de su jornada laboral.
Con respecto a los factores de riesgo, el médico adscrito al SAISUV dijo que existen elementos que predisponen su desarrollo, como jornadas laborales extensas; falta de reconocimiento; presión constante por resultados; ambientes labores tóxicos o desorganizados, y la falta de equilibrio entre vida personal y profesional.
“No basta con tener vocación, incluso quienes aman su profesión pueden quemarse si las condiciones son adversas”, subrayó el conferencista.
Puede provocar enfermedades físicas como hipertensión, insomnio, trastornos digestivos, cefaleas y problemas dermatológicos. A nivel psicológico, se relaciona con depresión, ansiedad, trastornos de pánico y en algunos casos, ideación suicida.
“No atender el síndrome de burnout a tiempo puede convertirse en una espiral descendente hacia trastornos más graves”, enfatizó.
El tratamiento de esta enfermedad debe ser multidisciplinario y entre las medidas recomendadas están: psicoterapia, especialmente terapia cognitivo-conductual; medicamentos (en casos severos); reorganización del entorno laboral; actividad física y técnicas de relajación, así como apoyo social, redes familiares y sociales.
Por último, Eduardo Escribano dio algunas recomendaciones para prevenirlo: fomentar ambientes laborales saludables y colaborativos; establecer límites claros entre el trabajo y la vida personal; promover pausas activas y descansos adecuados durante la jornada; reconocer y valorar el trabajo del equipo, y capacitar a líderes para detectar signos tempranos en sus colaboradores.