Silvoquímica, alternativa para detener la deforestación
Agencia de Noticias RTV UV), 25 de junio de 2024
Xalapa, Ver.- Entre 2006 y 2016, la tasa de deforestación en la región de Los Tuxtlas es de 0.8% anual y, aunque es baja, la silvoquímica y el ecoturismo pueden ser alternativas para detenerla, planteó Ricardo Reyes Chilpa, investigador del Instituto de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), al participar en el IV Foro “Legado del Dr. Arturo Gómez Pompa”, en la Casa del Lago de la Universidad Veracruzana (UV).
El especialista habló de “Los recursos bióticos en el siglo XXI. La silvoquímica: los árboles tropicales como fuente potencial de fármacos y fitofármacos”. Explicó que, de acuerdo con Arturo Gómez Pompa, los recursos bióticos son el conjunto de especies de plantas, animales y microorganismos que influyen directa o indirectamente en el bienestar y subsistencia del hombre, quien los utiliza para producir bienes y servicios.
La silvoquímica, explicó Reyes Chilpa, es el aprovechamiento de las sustancias químicas de los árboles. Por ejemplo, las hojas pueden ser una fuente potencial de fármacos y fitofármacos, pueden aprovecharse de manera sustentable, periódica y en menor tiempo, y no se requieren árboles gigantes para empezar a cosechar, por lo que es una alternativa para predios pequeños.
Un caso exitoso es el árbol de guayaba (Psidium guajava), pues sus hojas contienen las sustancias llamadas morina (antimicrobiano) y quercetina (antiespasmódico); con esto, investigadores del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) desarrollaron el producto QG5 que se usa para el alivio de la colitis, es un fitofármaco.
Otro más es el Calophyllum brasiliense, el cual produce un látex color amarillo y se relaciona con el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH). Investigadores del Instituto Nacional de Cáncer de Estados Unidos encontraron que sus hojas contienen dipirano-coumarina tetracíclica como inhibidor de la enzima transcriptasa reversa del VIH tipo 1 (VIH-1). Se patentó, se realizó la síntesis y se desarrolló como fármaco, pero el producto no fue comercializado.
En el mundo se tienen registradas 187 especies de este árbol que alcanza alturas de hasta 40 metros y se distribuye en las selvas húmedas de Brasil hasta México; en Los Tuxtlas, Veracruz, está una de las ocho especies que existen en América.
Investigadores del Instituto de Química de la UNAM consiguieron hojas, las aislaron y obtuvieron coumarinas del tipo mammea; procedieron a su estudio. Al realizar un ensayo de inhibición de la transcriptasa reversa del VIH-1 el resultado fue negativo, pero hallaron que eran activas contra el parásito del Tripanosoma cruzi (enfermedad de Chagas).
Decidieron ir a colectar más hojas a Los Tuxtlas y al analizarlas se percataron que químicamente no eran parecidas a las de la primera muestra, por lo que concluyeron que el árbol tiene dos quimiotipos.
“El quimiotipo dos, el colectado durante la visita que hicimos, era el mismo que aislaron los investigadores norteamericanos relacionado con la inhibición de la transcriptasa reversa del VIH-1; lo probamos y corroboramos el hallazgo.
”Seguimos investigando y encontramos que hay una diversidad química y biológica en el Calophyllum brasiliense, entonces debemos conservar el germoplasma porque tiene un alto contenido de calanólidos.”
Por ejemplo, indicó, el calanólido A es inhibidor de transcriptasa reversa del VIH-1; ha llegado a las fases II y III del periodo de evaluación clínica; tiene efectos adversos tolerables en voluntarios VIH negativos en dosis de hasta 800 mg por día, y contiene activo contra Mycobacterium tuberculosis.
De la sustancia jacareubina hallaron que es un inhibidor natural a la respuesta inflamatoria y alérgica. Se realizaron estudios con el virus SARS-CoV-2 y los resultados mostraron que tiene efectos antiinflamatorios en los pulmones en ratones infectados.
“El árbol tiene diversas sustancias que, a su vez, pueden tener múltiples utilidades químicas, por lo que las zonas forestales donde se encuentra deben ser conservadas.”