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Repasan hallazgos vinculados a la batalla de Nautla, hecho decisivo en el proceso de Conquista

Repasan hallazgos vinculados a la batalla de Nautla, hecho decisivo en el proceso de Conquista

Agencia de Noticias RTV (Cultura), 6 de noviembre de 2020

México.- Se llevó a cabo la sesión dedicada al Totonacapan, del 2º Coloquio “La Visión Antropológica de la Conquista del Cemanáhuac”.

En la revisión de los hechos seminales que condujeron a la conquista del territorio dominado por el Imperio mexica, el Cemanáhuac, descubrimientos arqueológicos registrados hace tres décadas en el sitio de la Villa Rica de la Vera Cruz, en el actual ayuntamiento de Actopan, Veracruz, así como el hallazgo, en 2013, de un entierro en el municipio de Tecolutla, harían alusión a la batalla de Nautla, la cual definió el desarrollo del asedio a México-Tenochtitlan.

La recuperación de las osamentas de Juan de Escalante —a quien Hernán Cortés nombró capitán y alguacil mayor de la Villa Rica— y algunos de sus hombres, en la casa-fuerte del que es considerado el primer asentamiento español fijo en la antigua Mesoamérica; y de otra que podría corresponder a un principal totonaco o a un guerrero aliado a los mexicas, fue rememorada por el investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Jaime Cortés Hernández. 

Durante su participación en el 2º Coloquio “La Visión Antropológica de la Conquista del Cemanáhuac”, organizado por la Dirección de Etnohistoria del INAH, en una sesión dedicada al Totonacapan, como parteaguas de la conquista, el arqueólogo del Centro INAH Veracruz hizo hincapié en el papel de la Villa Rica en este proceso. 

En la transmisión, efectuada por el canal de INAH TV en YouTube, en sintonía con la campaña “Contigo en la Distancia”, de la Secretaría de Cultura, recordó que en 1519, después de una serie de incursiones en pueblos de Yucatán y Tabasco, la expedición española ordenada por Diego de Velázquez y comandada por Hernán Cortés, llegó y desembarcó en la costa del actual estado de Veracruz, frente a la isla de San Juan de Ulúa. 

En una maniobra “decidida y astuta” para rebelarse del poder de Velázquez, Cortés formó un cabildo y, para justificar su repentina salida de Cuba, solicitó el amparo de su majestad el rey de España. Una vez nombrado capitán general por sus incondicionales, a unos 70 kilómetros sobre la costa norte del puerto del desembarco —donde mandó desmantelar los navíos para evitar fugas— fundó la Villa Rica de la Vera Cruz, sobre un lugar llano y elevado del mar, cerca de unas salinas.

El cronista Bernal Díaz del Castillo consignó que fueron trazadas calles designando un lugar para la iglesia, la plaza central y las atarazanas, y con la ayuda de los totonacos de Cempoala y Quiahuiztlan, se inició la construcción de un inmueble militar, el primero de mampostería realizado en México con mano de obra indígena, y un diseño propio de la arquitectura defensiva europea, como lo pudieron comprobar los arqueólogos en 1990, mediante una excavación extensiva.

El asentamiento, continuó el experto, fungiría como destacamento militar entre 1519 y 1523-1524, cuando se trasladó a La Antigua, así como punto estratégico durante el tiempo en que logró concretarse la conquista del Anáhuac, el centro de México.

Ahí, temporalmente se concentró la tripulación que llegó con Cortés, en su persistente camino a la capital del Imperio mexica, así como los posteriores ‘agregados’: 1,300 soldados, 90 de a caballo y otros tantos ballesteros, 80 espinganderos, comandados por Pánfilo de Narváez, en la incursión de seguimiento para hacer capitular (por orden del gobernador de Cuba, Diego de Velázquez) al rebelde extremeño.

Asimismo, acogió a infortunados aventureros mandados por el gobernador de Jamaica, Francisco de Garay, quienes en su intento de poblar la región de Pánuco, en al menos tres ocasiones, fueron expulsados por los habitantes huastecos.

Todas estas incursiones, fuera para hacer capitular a Cortés o poblar la región de Pánuco, resultaron contraproducentes y ayudaron al extremeño a hacerse de gente y bastimentos. De manera voluntaria o forzada, se aprovisionó de: 2,058 soldados (508 llegaron con él), 73 escopeteros (13 originalmente de las huestes cortesianas), 120 marineros, dos artilleros, 20 tiros y 32 ballestas.

A lo anterior se sumó la alianza celebrada en el Peñón de Quiahuiztlan, con los señores del Totonacapan, entre ellos el “Cacique Gordo” de Cempoala, Chicomácatl, aventajando los intereses de ambos. Mientras los españoles allanaron su camino hacia México-Tenochtitlan, con fuerzas integradas en 70 por ciento por aliados locales, los totonacos de Cempoala también ganaron terreno sobre sus oponentes vecinos, caso de Cingapacinga. 

Fue así que, en su avanzada a Tenochtitlan, Cortés dejó a Juan de Escalante como capitán y alguacil mayor de la Villa Rica de la Vera Cruz: “En ese lapso se dio un enfrentamiento contra la guarnición mexica de Tuzapa, en la región de Almería o Linderos, hacia el norte de Nautla, en la cual fueron capturados un caballo y un soldado de Cortés, sin embargo, este murió en el camino y fue decapitado para ofrecer su cabeza como trofeo a Moctezuma II. Con este hecho, Cortés pretextaría después la aprehensión del tlatoani mexica”.

Fue durante la construcción de la casa-fuerte de la Villa Rica, que acaeció la batalla de Nautla. En las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo hace 30 años, continuó el especialista del Centro INAH Veracruz, no solo se reconoció su planta, conformada por un patio central con crujías alargadas a los lados y salientes a la izquierda para una torreta, sino también se registraron los entierros vinculados a Escalante y sus hombres.

“El desencuentro en Nautla tuvo consecuencias funestas, Juan de Escalante y seis soldados regresaron malheridos a la Villa Rica, y sobrevivieron por tres días. La galera norte de la fortaleza fue usada para sepultar los cuerpos; registramos once entierros, así como extremidades inferiores que, quizás, podrían corresponder a personas castigadas por Cortés en su intento de regresar a Cuba con el gobernador Diego de Velázquez, pues se sabe, por las fuentes históricas, que a algunos les mandó cortar los pies y otros sublevados fueron ahorcados”. 

En cuanto a la osamenta descubierta en el municipio de Tecolutla, esta se encontró a inicios de 2013, en un terreno particular durante la construcción de una fosa séptica, en el tramo de La Vigueta y Monte Gordo. Pese a la remoción de la que fue objeto el entierro y el contexto en general, se obtuvo material cerámico totonaco del tipo Quiahuiztlan, del centro de Veracruz, además de restos pulverizados de conchas, una pieza de un bezote ornamental de riolita o cuarzo, y un plato extendido del tipo Isla de Sacrificios, que le fue colocado al individuo sobre la cabeza. 

De los análisis de antropología física, se desprendió que el personaje recibió una lesión contundente con una arma filosa, desde el arco superciliar (situada sobre las cavidades oculares) hasta la parte posterior del cráneo, a la cual sobrevivió un tiempo, ya que la herida sanó. Por último, el arqueólogo Jaime Cortés hizo la conjetura de que la osamenta pudo corresponder “a uno de los principales indígenas aliados de Cortés, que fueron al enfrentamiento de Escalante en Nautla, y que ya no pudo regresar a su lugar de origen; o a un guerrero que pudo estar apoyando a los mexicas en el control de la región, y el cual quedó abandonado”.