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Quebrantahuesos intenta criar en Moncayo, España

Quebrantahuesos intenta criar en Moncayo, España

Notimex, 20 de abril de 2020

Madrid.- La Dirección General de Medio Natural y Gestión Forestal del Gobierno de Aragón dio a conocer el pasado mes de diciembre la presencia de una pareja de quebrantahuesos en el Parque Natural del Moncayo, desde la primavera de 2019, esperando que pronto pudiera confirmarse la nidificación de la especie.

Luego de confirmar la presencia constante de la pareja en este espacio natural protegido, los servicios técnicos y los Agentes de Protección de la Naturaleza (APN) del Gobierno de Aragón pusieron en marcha un programa específico de seguimiento en el que se vigilan periódicamente los desplazamientos y el comportamiento de la pareja.

Asimismo, se monitorea el aporte de patas de cordero en puntos específicos, para su alimentación, y de lana, para apoyar e incentivar la construcción del nido.

Esta vigilancia permitió a los APN observar la defensa del territorio por parte de los miembros de la pareja, la construcción de un nido en una de las paredes verticales típicas del Moncayo y la realización de cópulas, indicador de que la pareja parecía consolidada.

A la par, este método permitió confirmar que la hembra llegó a poner al menos un huevo; evento que estuvo acompañado por el cambio de comportamiento en la pareja entorno al nido, y los constantes relevos entre sus miembros, propios de la incubación.

Los APN precisaron que estos relevos se prolongaron por los 54 días que dura la incubación de esta especie, aunque la vigilancia continuó más allá de este periodo, en espera de la siguiente fase natural: la crianza del pollo.

Sin embargo, tras diez días más de vigilancia, se constató que no se producía traslado de alimento al nido para la ceba de un posible pollo y después de varias jornadas de comprobación, el pasado fin de semana se pudo confirmar que el nido se encuentra vacío.

Aunque las autoridades ambientales aseguraron que el fracaso reproductivo era probable, debido a las características de la hembra de 5 años marcada en Navarra (Ezka) y un macho adulto sin marcas, pirenaico.

Además, añadieron, era la primera vez que lo intentaban en un lugar nuevo para la especie como hábitat de reproducción y detallaron que, en el Pirineo, la edad media de los adultos en su primer intento reproductor se sitúa en torno a los 8,8 años, mientras que la edad media para el primer éxito reproductor está en 10,3 años.

Estas edades, señalaron, son inferiores en parejas alejadas del núcleo principal de la población pirenaica, donde la ausencia de competencia intraespecífica parece favorecer inicios reproductores más precoces, algo que se ha podido comprobar en las parejas formadas en estos últimos años en Andalucía y Picos de Europa gracias a proyectos de reintroducción, aunque también allí los primeros intentos de las jóvenes parejas han acabado frecuentemente en fracaso.

Pese al fracaso, los especialistas aseguraron que este intento reproductor del quebrantahuesos, de manera natural y fuera del entorno pirenaico, es una noticia extraordinaria para la conservación de la especie en la Península Ibérica, más aún si se tiene en cuenta la escasa capacidad colonizadora que caracteriza a esta especie.

La ocupación de este nuevo territorio en el Sistema Ibérico, sostuvieron, puede entenderse como una señal de cambio, que parece apoyar la idea de saturación de la población de esta especie en el área pirenaica, y que cobra más fuerza al ser el segundo caso que se produce en España en pocos años.

Los APN puntualizaron que a este nuevo esfuerzo reproductor se suma el realizado en 2018, en Navarra, en la Sierra de Aralar, fuera del arco pirenaico y formado por una unidad reproductora de quebrantahuesos constituida por tres individuos (algo que ocurre aproximadamente en un 30% de las unidades del Pirineo), dos de ellos marcados previamente (Muel y Kiriku), además de otro ejemplar sin marcas.

Conscientes de la necesidad de incrementar la población fuera del territorio pirenaico, en Aragón, donde se encuentra el 40 por ciento de la población europea de quebrantahuesos, los expertos reafirmaron su compromiso con los programas de reintroducción en áreas donde existía constancia de su presencia histórica, como Picos de Europa o el Maestrazgo castellonense.

Derivado del cual, recordaron, en marzo pasado se registró el nacimiento del primer quebrantahuesos en el Parque Nacional de Picos de Europa, extinto desde aproximadamente siete décadas y cuyos padres son de origen pirenaico.

Este programa de reintroducción, añadieron, está desarrollado por la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos (FCQ), y cuenta con la participación del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, y las Comunidades autónomas del Principado de Asturias, Cantabria y Castilla-León, además del apoyo del Gobierno de Aragón, que cede los ejemplares para las liberaciones y mantiene un esfuerzo constante de seguimiento y de conservación «in situ» de la especie.

Asimismo, expresaron que los movimientos a lo largo del Sistema Ibérico de los quebrantahuesos liberados dentro del programa del Maestrazgo, equipados con emisores satélite, han corroborado la idoneidad de esta cadena montañosa para la especie, con visitas frecuentes de los ejemplares a zonas del Maestrazgo turolense, el ibérico riojano o el propio Moncayo.

Teniendo en cuenta las características etológicas de la especie, detallaron, que tiende a buscar la proximidad de otros congéneres especialmente a la hora de alimentarse, se estima que la instalación de esta nueva pareja en el Moncayo y su intento de cría, puedan favorecer la frecuentación de esta zona por otros ejemplares, actuando así como atractivo para una eventual futura expansión natural de la especie fuera de su clásica área de distribución pirenaica.

Las autoridades ambientales remarcaron que el quebrantahuesos se encuentra catalogado en Peligro de Extinción a nivel nacional y autonómico, debido fundamentalmente a la mortalidad directa de ejemplares por intoxicaciones, electrocuciones y molestias humanas, a lo que hay que añadir los riesgos inherentes a su reducida población y su, hasta ahora, restringida área de distribución.