Peregrinos se exponen al peligro y no siempre son respetados por conductores
Fluvio César Martínez, 3 de diciembre de 2024
Coatzacoalcos, Ver. – Una promesa, un agradecimiento o una solicitud en especial, además de la fe, es lo que mueve a cientos de peregrinos del sureste mexicano para llegar a la Basílica de Guadalupe en la Ciudad de México, antes y durante el 12 de diciembre.
Al llegar diciembre, cientos de jóvenes, en su mayoría, recorren las carreteras del sureste mexicano para cumplir su manda. Chiapas y Yucatán son los estados del sur del país, de donde salen más peregrinos, de acuerdo con estadísticas de la iglesia católica.
“Vamos bien contentos, y gracias a dios llegamos acá y no nos ha pasado nada, ya pasamos donde hay cerros, neblina y no nos pasó nada”, expresa Jorge Pol, originario de Chemax, Yucatán, y quien lleva más de diez años, realizando estos recorridos.
Caminando, corriendo o en bicicleta, portan la antorcha guadalupana, durante varias horas, hasta que el cuerpo aguante.
“Es la fe, no hay algo que nos diga que somos guadalupanos, mas bien la fe nos hace guadalupanos”, reitera Jorge.
En su paso por Veracruz, el equipo de Mas Noticias, platicó con un grupo de cuatro jóvenes peregrinos, procedentes de Yucatán, quienes se turnan para pedalear una sola bicicleta, con el emblema de la virgen la espalda.
“Salimos el 26 de noviembre del pueblo, fuimos directamente a la basílica y de ahí subimos a Guadalajara, jalisco, ya llevamos nueve días en carretera”, indica Luis Paz, peregrino en turno, y quien hace un descanso mientras responde a las preguntas.
José pertenece a otro grupo de peregrinos, quienes decidieron cumplir su promesa, cargando imágenes de la virgen en la espalda, con casi cuarenta kilogramos de peso.
“Gracias a dios muy bien, un poco cansado, pero hay gente que nos brinda su apoyo, y más, traigo dos imágenes y pesan aproximadamente como cuarenta kilos, ya llevamos dos semanas y dos días”, menciona en una breve entrevista.
En ocasiones corren el riesgo de ser atropellados por conductores de unidades particulares, aunque son los tractocamiones los que menos respetan a los peregrinos, por suerte no han sufrido accidentes. pero hacen un llamado a los choferes.