“¡No más muerte ni explotación!”, clama el Papa en la frontera con EUA
, 17 de febrero de 2016
Ciudad Juárez, Chih. 17 Feb (Notimex).- “¡No más muerte ni explotación!”, clamó hoy el Papa Francisco en una misa que celebró en la frontera de México y Estados Unidos, donde denunció las “terribles injusticias” que sufren los migrantes en su intento por llegar “al otro lado”.
“Esclavizados, secuestrados, extorsionados, muchos hermanos nuestros son fruto del negocio del tránsito humano”, dijo el Papa al hablar ante miles de personas congregadas en la explanada El Chamizal, a escasos metros de la alambrada que separa Chihuahua de Texas.
En la parte estadunidense un grupo de fieles pudo seguir la celebración y antes de ingresar en el estadio de futbol local, donde se montó el altar, pasó con el papamóvil por “el punto”, el espacio más cercano al sector fronterizo, se bajó del vehículo y envió una bendición a través de la malla metálica.
“No podemos negar la crisis humanitaria que en los últimos años ha significado la migración de miles de personas, ya sea por tren, por carretera e incluso a pie, atravesando cientos de kilómetros por montañas, desiertos, caminos inhóspitos”, apuntó.
“Esta tragedia humana que representa la migración forzada hoy en día es un fenómeno global. Esta crisis, que se puede medir en cifras, nosotros queremos medirla por nombres, por historias, por familias”, agregó.
Recordó que en Ciudad Juárez y en otras zonas fronterizas se concentran miles de migrantes de Centroamérica y otros países, sin olvidar a los mexicanos que también buscan pasar al otro lado.
Sostuvo que ellos son hermanos y hermanas que salen expulsados por la pobreza, la violencia, el narcotráfico, el crimen organizado y, frente a “tantos vacíos legales”, caen presas de una red que atrapa y destruye siempre a los más pobres.
Abundó que no sólo sufren la pobreza, sino que encima sufren estas formas de violencia; una injusticia que se radicaliza en los jóvenes que se vuelven “carne de cañón”, son perseguidos y amenazados cuando tratan de salir de la espiral de violencia y del infierno de las drogas.
“¡Y que decir de tantas mujeres, a quienes se les ha arrebatado injustamente la vida!”, continuó, haciendo referencia a las “Muertas de Juárez”.
Llamó a que le pidan a Dios “el don de la conversión”, “el don de las lágrimas” y tener el corazón abierto a su llamado en el rostro sufriente de tantos hombres y mujeres.
“¡No más muerte ni explotación! Siempre hay tiempo de cambiar, siempre hay una salida y una oportunidad, siempre hay tiempo de implorar la misericordia del padre”, apuntó.
Más adelante aseguró que conoce y destacó el trabajo de las organizaciones de la sociedad civil a favor de los derechos de los migrantes, así como la labor comprometida de tantas hermanas religiosas, de religiosos y sacerdotes, de laicos “que se la juegan en el acompañamiento y en la defensa de la vida”.
Sostuvo que ellos son “signos que se vuelven luz en el camino y anuncio de salvación”, al asistir en primera línea, arriesgando muchas veces su vida.
“Con sus vidas son profetas de la misericordia, son el corazón comprensivo y los pies acompañantes de la Iglesia que abre sus brazos y sostiene”, aseveró.
El jerarca católico agradeció por último a “los hermanos y hermanas” de la vecina comunidad de El Paso, Texas, por “hacernos sentir de una misma comunidad cristiana”.
Miles de católicos estadunidenses y de otras nacionalidades acudieron al estadio Sun Bowl en El Paso y gracias a la tecnología pudieron seguir paso a paso las incidencias del acto litúrgico, gracias a las pantallas colocadas en el recinto.