Los Tuxtlas, un destino ecoturístico por descubrir
, 15 de julio de 2013
San Andrés Tuxtla, Ver., 14 de julio de 2013.- Los Tuxtlas es una zona enigmática llena de misticismo y de bellezas naturales; Catemaco y su lago, el Salto de Eyipantla o Tres Zapotes son sitios que deben ser visitados, pero si a los vacacionistas les gusta alejarse de los recorridos tradicionales, la región todavía tiene mucho que ofrecer.
El Corredor Turístico de Los Tuxtlas, un proyecto de Gobierno del Estado y de los municipios, potencia el turismo de la zona convirtiéndolo en una fuente de riqueza para sus habitantes y propone varios destinos alternativos, manteniendo siempre un equilibrio entre la explotación turística de las bellezas naturales del lugar y la preservación de la naturaleza.
La región concentra ecosistemas costeros, dunas, manglares, humedales, bosque mesófilo, bosque templado de pino-encino y selva tropical perennifolia. Esto, además de aportar una gran belleza de paisajes, hace del territorio uno de los destinos más interesantes de la república para practicar ecoturismo.
Convertir la ciudad de San Andrés Tuxtla en el punto de partida para realizar un recorrido por la zona es una excelente idea, ya que es un eslabón entre la costa y la selva tuxtleca. Este fue un asentamiento de origen prehispánico que después se convirtió en villa colonial y ahora es una urbe predominantemente agrícola y rural que ofrece servicios básicos.
La cabecera municipal tiene la particularidad de mezclar lo histórico con lo moderno, por ello el turista puede elegir entre hospedarse en hoteles modernos o en construcciones que conservan un estilo colonial; para los que están dispuestos a disfrutar de una experiencia más natural, se ofertan pequeñas cabañas en estancias rurales.
En el Centro Histórico se concentra el estilo colonial; la Plaza Sebastián Lerdo de Tejada, el Palacio Municipal, también denominado Palacio de Justicia, la Catedral de San José y el Mercado 5 de Febrero son los puntos que concentran a los habitantes durante su rutina diaria.
Yambigapan, Espejo de Agua
A cinco kilómetros de San Andrés Tuxtla se encuentra la Laguna Encantada, cuyo nombre prehispánico es Yambigapan, que significa Espejo de Agua. El origen de este antiguo nombre es fácil de asimilar por cualquiera que se acerque a esta extensión de agua de mil 600 metros cuadrados de superficie y 60 metros de profundidad, pues las colinas circundantes se reflejan perfectamente en el vital líquido.
No es tan obvio deducir el porqué de su denominación actual, Laguna Encantada, aunque si se pregunta a cualquier lugareño se encontrará la respuesta: en época de lluvias baja el nivel del agua, mientras que cuando hay sequía aumenta, un fenómeno para el que todavía no hay una explicación precisa.
A la orilla de este cono volcánico repleto de agua se encuentra una gran variedad de aves, permanentes y migratorias, mientras que bajo la superficie habitan mojarras y topotes amarillos, una especie de charales que se preparan fritos con chile y limón.
Aunque cada vez son menos las personas que se dedican a esta actividad, en días propicios para la pesca se pueden ver las curiosas balsas de los pescadores, que consisten en tres o cuatro troncos de árboles atados entre sí. Originalmente estaban hechas de madera de jonote, pero como se ha convertido en una especie en peligro de extinción, los lugareños han buscado otras alternativas.
Continuando la ruta a través de la selva, siempre acompañados de un guía, se puede llegar a la Cueva del Diablo, origen de múltiples leyendas en la región. Se cuenta que hace tiempo los habitantes de San Andrés descubrieron al diablo, y hartos de tanta maldad, lo expulsaron de la ciudad y lo persiguieron, él huyó hacia la Laguna Encantada y se refugió en una cueva, de la cual no ha podido salir todavía.
Dicen los habitantes de esta zona que en este lugar es donde, en la antigüedad, acudían los brujos para poner a prueba a sus aprendices. Actualmente es visitado principalmente el primer viernes de marzo de cada año, fecha de gran importancia para los creyentes en la magia.
El Ejido Ruiz Cortines, punto de entrada a la selva de Los Tuxtlas
A sólo 30 minutos de San Andrés Tuxtla, en las colinas cercanas al volcán San Martín, se ubica el Ejido Ruiz Cortines, que ofrece actividades de ecoturismo y aventura; es uno de los puntos más frescos de la región, pues se sitúa a más de mil metros sobre el nivel del mar, dentro de la Reserva de la Biosfera Los Tuxtlas.
La venta de plantas, principalmente alcatraces, el senderismo interpretativo, la visita a la Cueva de los Murciélagos, la observación de aves, la estancia en una cabaña y la acampada son algunos de los múltiples atractivos que se ofrecen a los turistas.
Los vecinos de este lugar tienen la obligación de proteger la selva, por ello son conocedores de la zona y están dispuestos a acompañar a los vacacionistas a un corto paseo hasta la entrada de la Cueva de los Murciélagos o al nacimiento de agua que abastece a la comunidad.
Los Clarines es un operador turístico que está integrado por 15 habitantes del ejido, y a través de sus cuatro guías se encarga de organizar excursiones al corazón de la biosfera o a la cima del volcán San Martín, además de ofrecer servicios de hospedaje y alimentación.
No hay muchos restaurantes en la comunidad, pero la comida es variada y está preparada con ingredientes frescos y naturales que cultivan los mismos vecinos, aunque lo típico son las mojarras preparadas en sus diferentes modalidades, también encontramos diferentes tipos de carne, picadas y memelas.
De postre son imprescindibles los dulces de leche, de piña y coco, de leche con cacahuate o de leche con coco, que prepara de manera artesanal doña Matiana Beltrán Isidoro, una de las vecinas del ejido que vende estos pequeños manjares desde hace diez años.
La Reserva de la Biosfera Los Tuxtlas
Desde el Ejido Ruiz Cortines se puede acceder a una de las zonas núcleo de la Reserva de la Biosfera Los Tuxtlas, una de las Áreas Naturales Protegidas de mayor biodiversidad en todo México que fuera decretada el 23 de noviembre de 1998. Este espacio de conservación tiene una superficie de 155 mil 122 hectáreas que se extienden por ocho municipios.
Sus diversas altitudes, que van desde los cero hasta los mil 700 metros sobre el nivel del mar, hacen que la selva más al norte de América tenga una gran variedad de microclimas y hábitats que facilitan la existencia de casi dos mil 368 especies de plantas vasculares y el 50 por ciento de las aves del país.
Además en este sitio se pueden realizar senderos interpretativos a través de diferentes hábitats, adentrándose en lo que sin duda será una gran aventura para los vacacionistas. Explorar la naturaleza con seguridad, respetando el medioambiente y acompañados de guías locales especializados, hará del recorrido por Los Tuxtlas una visita inolvidable para los turistas.