La contaminación, causa de autismo; el tabaquismo es otro factor
Excélsior, 19 de junio de 2013
Las mujeres que viven en ciudades con altos niveles de smog corren más riesgo de tener hijos con ese padecimiento, revela un estudio
El autismo ha sido un desorden cerebral del que muchos científicos han buscado dar una explicación pero, ahora, un grupo de investigadores estadunidenses atribuyó el padecimiento a los altos niveles de contaminación.
Las mujeres embarazadas expuestas a la contaminación del aire en Estados Unidos tienen dos veces más posibilidades de dar a luz a un niño con autismo en comparación con las que viven en áreas con menor polución, destaca el estudio.
La investigación, realizado por expertos en la Universidad de Harvard y publicada en la revista Environmental Health Perspectives, examinó información de una encuesta de más de 116 mil 430 mujeres, que empezó en 1989, y afirmó que el aumento en contaminación en las ciudades más grandes del mundo traerá nuevos casos y tipos de este padecimiento.
De acuerdo con los resultados del estudio, la exposición a una atmósfera contaminada durante el embarazo aumenta el riesgo de que el bebé sufra autismo.
“Nuestro estudio es el primero a nivel nacional (con datos de los 50 estados de Estados Unidos) que analiza la contaminación ambiental durante el embarazo y el riesgo de autismo. Ha habido dos estudios previos, que sugerían un vínculo, pero fueron realizados en áreas locales”, explicó Andrea Lynne Roberts, de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard (HSPH), al diario español El Mundo.
Para establecer la exposición a las sustancias contaminantes durante el embarazo, los científicos usaron datos de la contaminación del aire de la Agencia de Protección Ambiental estadunidense, ajustados a factores como ingresos, educación y consumo de cigarrillos durante la etapa de gestación.
El autismo es un desorden cerebral de gravedad variable que afecta hasta a una de cada 88 personas en el país norteamericano.
“Nuestra investigación es preocupante porque muestra que, según el tipo de contaminante, de 20 a 60% de las mujeres que participaron en el estudio vivían en zonas donde el riesgo de autismo era más alto”, apuntó Roberts.
Es sabido que las partículas de diesel, plomo, manganeso, mercurio, cloruro de metileno y otros contaminantes afectan la función cerebral del niño.
Los investigadores siguieron a 325 mujeres que habían tenido un hijo autista y a otras 22 mil cuyos hijos no sufren de este trastorno.
Luego examinaron los niveles de contaminantes en el aire en el momento y lugar de nacimiento, basados en datos de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos. (EPA).
Las mujeres embarazadas que vivían en zonas donde la concentración de partículas diesel y mercurio en el aire eran mayores, tenían el doble de riesgo de tener un niño con autismo que las que vivían en lugares menos contaminados por estas sustancias, concluyeron.
Por otra parte, encontraron que las mujeres que durante el embarazo vivían en áreas donde los niveles de cloruro de plomo, manganeso y cloruro de metileno en el aire eran más altos tenían 50% más probabilidades de tener un hijo autista que las que vivían lugares menos expuestos a estos contaminantes.
Cabe recordar que el autismo es un espectro de trastornos caracterizados por un grave déficit del desarrollo, permanente y profundo. Afecta la socialización, la comunicación, la imaginación, la planificación y la reciprocidad emocional, y evidencia conductas repetitivas o inusuales.
La incapacidad de interacción social y el aislamiento son algunos de los síntomas.