Intercambios de décimas animan Cumbre Tajín
Agencia RTV Noticias, 23 de marzo de 2019
Papantla, Ver.- Mono Blanco y los Hermanos Domínguez, representantes de la música tradicional veracruzana, sorprenden con sus décimas a los visitantes del Festival de la Identidad.
”El Tajín tiene una placa de 20 años que esmalto, de la selva hasta el asfalto, se fue quitando el herrumbre, y aquí estamos en la Cumbre, 20 años volando alto”.
Así cantaron los Hermanos Domínguez cuando el público propuso que crearan una décima con el lema del Festival Cumbre Tajín, cuyo vigésimo aniversario se celebra en todos los rincones del Parque Takilhsukut.
Bajo el follaje del Árbol del Zapote, adornado con flores de totomoxtle y estrellas de colores, un público de jóvenes, niños y adultos se reunió para admirar el espectáculo musical que ofrecieron Mono Blanco y los Hermanos Domínguez.
Mientras que Mono Blanco es un emblema del son jarocho, los Hermanos Domínguez —Julio y Mauro Domínguez— son dos reconocidos decimistas. Esta suma de talentos brilla en el Festival de la Identidad para deleitar a los asistentes.
Esta es una música para cantar poesía. No es una música como las canciones. Aquí los sones arrancan y no se sabe cuándo van a terminar. Se van tejiendo y cada quien va cantando una copla que se sabe o que se inventa. Cada copla habla de una experiencia de vida.
En los sones se dice “échate un ‘Pájaro cú’ o una ‘Bamba’” porque es una que no va a volver a ser. Porque nosotros hacemos una música efímera. Cuando se acaba, se acabó y ya no va a volver a ser igual —explicó Gilberto Gutiérrez Silva, integrante de Mono Blanco sobre la importancia de la improvisación en el son jarocho.
De entre el público, Rosa Elena Rodríguez, de 69 años de edad, habitante de Coatzintla, pero originaria de Tampico, habló sobre la sorpresa que le provocaron las improvisaciones de los músicos y decimistas.
“Me quedo maravillada. Yo ya conocía a Mono Blanco, de un disco, pero no tenía el gusto de conocerlos en persona. Ahora, las décimas son muy difíciles y me quedó muy sorprendida de tenerlos aquí tan cerquita. Lo que más me gusta de esta música que tocaron son las raíces. Llegan al corazón, llegan al sentimiento y me dan ganas de cantar también. De hecho, cuando él dijo un pedacito de una ronda infantil, de la que yo me sé una parte, yo la estuve cantando. Y me dieron ganas de estar ahí, brincoteando”.