Elvis, a 36 años de su partida
, 16 de agosto de 2013
Hace justo 36 años, el16 de agosto de 1977, el rock se enlutó con la muerte de su indiscutible rey. En ese entonces, a sus 42 años Elvis Presley sufría de diversas enfermedades, como glaucoma, hipertensión arterial, daños en el hígado y un colon amplio, un cuadro médico grave causado posiblemente por el consumo excesivo de drogas.
Su inquieta pelvis ya había desaparecido tras ganar decenas de kilos, y no sólo por ser una farmacia ambulante sino por su desmedido gusto por los sándwiches con mantequilla de maní, pero eso sí, su principal activo como artista, su rango vocal, permanecía incólume.
En su mansión de Graceland, en Memphis, el Rey del Rock & Roll aquel día terminó postrado e inconsciente en el lustrado piso del baño y sin posibilidad de ser reanimado por los médicos que, a toda costa, buscaron hacer latir a un cansado, solitario y herido corazón, abatido desde hace cuatro años por el divorcio de su eterno amor: Priscilla Ann Beaulieu Wagner.
Los seis años de matrimonio (1967 a 1973) y su pequeña hija de nueve años, Lisa Marie, posiblemente sería los últimos recuerdos de uno de los hombres más famosos a lo largo y ancho del globo terráqueo durante el Siglo XX, que hacía delirar a las colegialas y a las no tanto, pero que vivía sólo en medio de la fastuosidad de Graceland, donde vivió desde los 22 años y donde descansan sus restos desde hace 36.
Pues, como dijera la célebre frase usada para el final de sus apoteósicos shows desde 1956, y así garantizar que sus fans evacuaran el lugar: “Elvis has left the building” (Elvis ha abandonado el edificio).
San Elvis
Elvis Presley perdió la vida pero ganó la inmortalidad, al grado que sigue figurando entre los más ricos del cementerio paraForbes. Desde entonces existen innumerables rumores de que su triste desenlace fue tan sólo un show mediático montado por él mismo para deshacerse de la carga de ser una leyenda viviente en franca decadencia. Incluso hay quienes juran haberlo visto deambular por los casinos de Las Vegas donde al final de su carrera hacía sus largas temporadas, afuera de su residencia-sepulcro en Memphis, comiendo hamburguesas en el McDonald’s de Times Square Nueva York o flotando como ‘habitante’ de alguna estación espacial.
La blanca chaqueta napoleónica de cuello alto, gafas oscuras, patillas de héroe de la Independencia e inconfundible peinado, pletórico de gomina y rematado arriba en forma de tupé, son parte del look de infinidad de imitadores que ya son parte de los atractivos turísticos permanentes de Las Vegas, Nevada, y también por estos días de Memphis, Tennessee, hasta donde llegan miles de fieles seguidores de todas partes del orbe, en caravanas con una devoción que no le pide nada a las de los peregrinos rumbo a Tierra Santa o a La Meca.
Incluso en 1992 se fundó la llamada Iglesia Presleyteriana, que alaba a Elvis Presley, y advierte que sus miembros deben mirar hacia Las Vegas una vez al día y peregrinar a Graceland o al sumo templo del nuevo dios una vez en su vida. Los presleyterianos deben tener siempre a la mano los 31 productos que Elvis tenía en su refrigerador (entre ellos mantequilla de maní, Pepsi, bacon, salchichas, puros y laxante Feenamint).
Además hasta afirman que nunca murió sino transcendió su cuerpo físico, y por eso es posible verlo en supermercados,centros de fast foods, en alguna colonia de casas móviles de Nebraska y, con suerte, hasta platicar con él en un baño turco de San Francisco.
«Defendemos el exceso en la comida, el sexo, los barbitúricos y la diversión constante», afirmó el reverendo de su templo en Manhattan, Karl Edwards, «y en vez de vida eterna ofrecemos juventud eterna».
La pelvis que sacudió al planeta
Pero el legado mundial de Elvis Presley va más allá de una extraordinaria voz con tesitura de negro, en un agraciado cuerpo blanco; de un salvaje y original peinado; de una inquieta pelvis que enloquecía a las mujeres y era lasciva para los conservadores, sino de un cantante consumado, aunque fallido actor, que en vida se hizo mito sin que nadie pudiera arrebatarle, ni siquiera ya muerto, la corona del Rey del Rock & Roll.
Su importancia en la cultura popular lo erige como icono del Siglo XX desde que en 1954 grabó That’s All Right, Mama, hasta que su muerte el 16 de agosto de 1977 en su mansión de Graceland, en Memphis; al grado que el escritor y crítico musical Jerry Hopkins sentenció que «América ha aportado a la historia el básquet, la Coca-Cola, Mickey Mouse y Elvis Presley».
El rey no ha muerto… ¡Viva el rey!
“Era El Rey del Rock & Roll… Un ser humano muy especial que tocó nuestras vidas, nuestras conciencias… como muy pocos hombres lo han hecho». (Priscilla Presley, viuda del ‘Rey del Rock’).
«Cuando escuché la voz de Elvis por primera vez, supe que no iba a trabajar para nadie y que nadie iba a ser mi jefe. Escuchándolo por primera vez fue como salí de la cárcel. No conozco a nadie de mi edad que no cantase como él en un momento u otro». (Bob Dylan, músico).
«Antes de Elvis no había nada… nada me había conseguido afectar realmente hasta que escuché a Elvis. Si no hubiera existido Elvis, no podrían haber existido The Beatles». (John Lennon, ex integrante de The Beatles).
«Entre más caía al suelo, más representaba un Dios para sus fans. Era el rock & roll: la grandeza, la liberación sexual y la controversia. Elvis se comió a Estados Unidos antes de que Estados Unidos se lo comiera a él». (Bono, cantante de U2).
«Elvis tenía un poder sobre la imaginación de la gente que le hubiera permitido obtener la Presidencia». (Richard Nixon, ex presidente de EU).