Bretón, condenado a 40 años de cárcel por el asesinato de sus dos hijos, Ruth y José
RFI, 22 de julio de 2013
La Audiencia Provincial de Córdoba ha condenado a José Bretón a 40 años de cárcel por asesinar a sus dos hijos, Ruth y José, de seis y dos años respectivamente, de forma premeditada y despiadada el 8 de octubre de 2011, según la sentencia conocida este lunes.
Como ya consideró probado el jurado popular que le declaró culpable, la Audiencia incide en que planeó la muerte de los pequeños «como venganza contra su esposa» después de que esta decidiera separarse de él. Bretón decidió entonces «hacerle daño en lo más sensible, que eran sus hijos».
Para ello planificó su asesinato, lo ejecutó, fingió su desaparición e intentó, aunque sin éxito, la desaparición total de los restos en una gran hoguera para «multiplicar» el dolor de su madre que tendría que vivir siempre con la incertidumbre de saber qué había pasado con sus hijos.
El juez Pedro Vela condena a Bretón «como autor criminalmente responsable de dos delitos de asesinato» con el agravante de parentesco y le impone 20 años por por cada una de las muertes, como pedía la Fiscalía.
Le obliga además a indemnizar a su exmujer y madre de los niños, Ruth Ortiz Ramos, con 500.000 euros, al Ministerio del Interior con otros 137.335,65 euros y al Ayuntamiento de Córdoba, con 22.567. Por simular que los niños habían desaparecido, Bretón tendrá que pagar 2.700 euros de multa.
Bretón no podrá acercarse a menos de un kilómetro ni comunicarse con Ruth Ortiz ni con los abuelos maternos de los niños durante 42 años a partir de que el tratamiento penitenciario permita la concesión de permisos. El tercer grado no podrá conseguirlo hasta cumplir la mitad de la pena impuesta.
El juez establece también en que la madre reciba los restos de los niños que se encontraron en la hoguera de la finca de Las Quemadillas para poder enterrarlos pero una vez que la sentencia sea firme. Contra la decisión de la Audiencia Provincial de Córdoba cabe recurso ante el Tribunal Superio de Justicia de Andalucía en el plazo de diez días.
Planeó el asesinato como venganza contra su exmujer
La sentencia considera probado, como ya señaló el jurado, que José Bretón planeó el asesinato de sus hijos «como venganza contra su esposa, dada su negativa a aceptar pacíficamente la ruptura matrimonial, su personalidad refractaria a la frustración y su carácter rencoroso».
Bretón «no soportó», dice la sentencia, que su mujer decidiera separarse de él y «dado su carácter rencoroso y vengativo (…) decidió hacerle daño en lo más sensible, que eran sus hijos».
Para ello planificó el asesinato que llevó a cabo el 8 de octubre de 2011 en la finca de sus padres Las Quemadillas, «quemando los cuerpos de los niños -antes o después de muertos- en una pira funeraria de gran poder calorífico» tras administrarles medicamentos tranquilizantes y fingiendo después que había perdido a los pequeños en un parque de Córdoba.
La Audiencia Provincial reconoce en la sentencia que no se puede saber «cuál fue el mecanismo concreto de la muerte (intoxicación medicamentosa, calcinación), pero sí se puede «afirmar con rotundidad», como hicieron los peritos durante el juicio, que fue «violenta y homicida».
Acopio de tranquilizantes, leña y gasoil
La sentencia considera hechos probados que cuando Ruth Ortiz comunicó a José Bretón en septiembre de 2011 su intención de separarse «el acusado concibió la idea de dar muerte a sus hijos» y decidió que el lugar más adecuado era la finca de sus padres y que la fecha sería el 8 de octubre aprovechando que ese fin de semana le tocaban los niños.
El 29 de septiembre compró en una farmacia Orfidal y Motivan, un ansiolítico y un antidepresivo respectivamente, recetados por un psiquiatra que le había tratado años antes y al que había consultado «recientemente» para «llegado el momento, poder adormecer e incluso matar a sus hijos con toda facilitad».
Para hacer desaparecer los cuerpos, entre el 15 de septiembre y el 7 de octubre, «hizo acopio de leña en la parcela (…) y adquirió combustible en grandes cantidades», hasta 271,11 litros de gasoil.
Según la sentencia, «al mismo tiempo, el acusado fue ideando una coartada para la desaparición física de sus hijos, decidiendo fingir que se habían perdido en un parque». Incluso hizo una prueba con sus sobrinos dos días antes de matar a sus hijos.
Una pira funeraria que alcanzó 1.200 grados
José Bretón recogió a sus hijos a las 17.00 horas del 7 de octubre de 2011 en Huelva y los llevó a Córdoba, donde estuvieron en casa de los abuelos paternos en la capital y luego en casa de una tía, Catalina Bretón, donde les dejó para irse a la parcela a dejar allí los bidones con combustible que llevaba en el maletero.
A la vez y «para dar mejor cobertura a la simulación de extravío de sus hijos», Bretón propuso a su hermana y su cuñado acudir al día siguiente por la tarde al parque la«Ciudad de los niños» aunque sin concretar la hora y a su madre le dijo que ese mismo día, 8 de octubre, iba a comer con unos amigos, lo que no era cierto.
El mismo día 8 Bretón permaneció con sus hijos y sus sobrinos en casa de su hermana hasta las 13.30 horas. Luego su cuñado le llevó con los niños a recoger su coche a casa de los abuelos paternos en Córdoba capital y «se detuvo lo justo para hacer creer a su familia que se dirigía a comer» con unos conocidos.
Al salir de allí se dirigió con sus hijos en el coche a la finca de Las Quemadillas«suministrándoles el acusado a los niños durante el trayecto, o al llegar a la misma, un número indeterminado de pastillas» de Motivan y Orfidal «para facilitar su adormecimiento total y/o su muerte».
Al llegar a la parcela, sobre las 13.48 horas, llamó a su mujer «sin que lograra comunicar con ella, por lo que decidió seguir con su propósito criminal».
Como tenía previsto, «preparó una especie de pira funeraria», colocó los cuerpos de sus hijos en ella, puso encima una mesa metálica y «prendió una gran hoguera que avivó rápidamente» con unos 250 kilos de leña y unos 80 litros de gasoil. El fuego llegó a alcanzar una temperatura de 1.200 grados centígrados, «logrando un efecto similar a un horno crematorio».
Según la sentencia, permaneció hasta las 17.30 horas alimentándola con gasoil «para la total calcinación y desaparición de los cuerpos» de sus hijos.
Fingió la desaparición de Ruth y José en un parque
Bretón se dirigió después a la Ciudad de los Niños a donde llegó sobre las seis de la tarde. Desde allí se comunicó con su hermano Rafael Bretón y su madre y les hizo creer que estaba allí con Ruth y José.
«Cuando el acusado consideró que había transcurrido un tiempo suficiente para hacer creíble la ficticia desaparición de los menores, llamó de nuevo a su hermano (…) sobre las 18.18 horas, diciéndole que había perdido a los niños, realizando otras llamadas a la familia». Su hermano y su cuñado acudieron al parque para comenzar la búsqueda.
A las 18.41 llamó al 112 para denunciar la desaparición y sobre las 20.43 acudió a una comisaría para denunciar los hechos cuando había sido él el que los había matado horas antes.
La sentencia también afirma «sin género de dudas», al haberlo sostenido así 12 peritos, que los restos de huesos encontrados en la hoguera son humanos, y que se corresponden con la incineración de cuerpos y no de meros huesos.
Se pueden atribuir «sin duda alguna a dos sujetos de seis y dos años de edad», por lo que «no cabe sino deducir que los mismos pertenecían a los hijos del acusado».
«Absoluta falta de arrepentimiento»
La Audiencia Provincial de Córdoba justifica la imposición de la pena máxima por asesinato (20 años por cada uno de los niños) por el agravante de parentesco, la «premeditación» y el «carácter despiadado» a la hora de ejecutar los delitos.
La sentencia señala que el hecho de que Bretón preparara de forma «anticipada, meditada y reflexiva» los hechos y de que los ejecutara con «frialdad» tiene que ser tenido en cuanta a la hora de imponer la pena.
Igualmente destaca el «carácter despiadado que revela la ejecución de los delitos» ya que con el propósito de calcinar y hacer desaparecer totalmente los restos de los niños«pretendía multiplicar el dolor de la madre» para que viviera siempre con «la incertidumbre de qué había pasado con sus hijos».
La sentencia subraya la «inhumanidad» de Bretón y su «absoluta falta de arrepentimiento» para establecer que no pueda disfrutar del tercer grado hasta que cumpla al menos la mitad de la sentencia, como pedía la Fiscalía.
El fiscal pedirá que se prorrogue la prisión preventiva
Una vez conocida la sentencia, el fiscal jefe de Córdoba, José Antonio Martín-Caro, ha anunciado, según recoge Efe, que pedirá que se prorrogue la prisión preventiva a Bretón, que se agota en octubre de este año, hasta que la sentencia sea firme.
Según ha indicado, lo más normal es que para esa fecha los posibles recursos que interponga la defensa contra la sentencia no se hayan resuelto, por lo que, para «dar tranquilidad», la Fiscalía solicitará que se prorrogue la prisión preventiva hasta la mitad de la pena impuesta.
«Queremos que se puedan resolver los recursos sin el problema de que nos podamos pillar por límites de día arriba día abajo, lo que sería nefasto en un caso como éste», ha especificado Martín-Caro, según Efe.
Por su lado, tanto la abogada de la acusación particular, María del Reposo Carrero, como el abogado de la defensa, José María Sánchez de Puerta, han evitado pronunciarse sobre el contenido de la sentencia hasta poder analizarla en profundidad.
No obstante, al conocer el veredicto de culpabilidad, Sánchez de Puerta anunció en la sala judicial que no estaba de acuerdo con el fallo y solicitó de nuevo la «total absolución» de su defendido. Además, manifestó que haría uso de «todos los recursos que por ley me corresponden», recuerda esta agencia.