Xalapa, Veracruz, México, a viernes 27 de septiembre de 2024

A 20 años del discurso de Colosio que cimbró a México

A 20 años del discurso de Colosio que cimbró a México

Excélsior, 6 de marzo de 2014

El 6 de marzo de 1994, en el marco de los festejos por el 65 aniversario del Partido Revolucionario Institucional (PRI), el entonces candidato presidencial Luis Donaldo Colosiopronunció un discurso en la explanada del Monumento a la Revolución.

Yo veo un México con hambre y con sed de justicia. Un México de gente agraviada, de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían de servirla. De mujeres y hombres afligidos por abuso de las autoridades o por la arrogancia de las oficinas gubernamentales»

Con un pronunciamiento político, Colosio Murrieta inició su discurso: “Los ideales de la Revolución Mexicana inspiran las tareas de hoy. La Revolución Mexicana, humanista y social, nos exige y nos reclama. La Revolución Mexicana es todavía hoy nuestro mejor horizonte”.

En otra parte de su exposición ante cerca de 50 mil personas concentradas en la explanada del Monumento a la Revolución, del Distrito Federal, el político sonorense arengaba: “¡México no quiere aventuras políticas! ¡México no quiere saltos al vacío! ¡México no quiere retrocesos a esquemas que ya estuvieron en el poder y probaron ser ineficaces! ¡México quiere democracia pero rechaza su perversión: la demagogia!”.

El candidato presidencial del PRI, a quien entonces los medios habían ninguneado, al filtrar en comentarios y columnas que se gestaba una candidatura alterna, la de Manuel Camacho Solís, sorprendía a propios y extraños con frases de deslinde hacia el pasado.

“Tenemos que asumir esta autocrítica y tenemos que romper con las prácticas que nos hicieron una organización rígida. Tenemos que superar las actitudes que debilitan nuestra capacidad de innovación y de cambio.”

Y decía, para la posteridad: “Yo veo un México con hambre y con sed de justicia. Un México de gente agraviada, de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían de servirla. De mujeres y hombres afligidos por abuso de las autoridades o por la arrogancia de las oficinas gubernamentales.

“Veo a ciudadanos angustiados por la falta de seguridad, ciudadanos que merecen mejores servicios y gobiernos que les cumplan. Ciudadanos que aún no tienen fincada en el futuro la derrota; son ciudadanos que tienen esperanza y que están dispuestos a sumar su esfuerzo para alcanzar el progreso.”