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Un animador mexicano, ícono hispano en Canadá

Un animador mexicano, ícono hispano en Canadá

Excélsior, 28 de noviembre de 2013

El animador mexicano Mario Pochat, migrante él, está entre los “10 hispanos de mayor influencia en Canadá”

Para Mauricio Ospina, creador y organizador del galardón, los ganadores “representan la riqueza” que los hispanos tienen a lo largo y ancho de Canadá.

“Representan que somos una clase creativa, que tenemos mucho para darle al país. Y la calidad no es sólo de los ganadores, sino también de todos los nominados, lo que destaca la profundidad que tenemos. Apenas llegamos a Canadá, apenas dejamos huella en el país”, añadió.

Y tiene toda la razón.

La historia de éxito de Mario Pochat se remonta a su adolescencia, cuando su vida era jugar con gráficos y animación en su computadora.

“Nunca imaginó que su afición conduciría a una carrera que lo llevaría por todo el mundo” y que le ha hecho ganar elogios por la apertura de la primeraescuela de animación en línea en Canadá: la Escuela de Animación de Vancouver, destaca Canadian Immigrant en su página de Internet, en una entrevista con Pochat.

A sus 17 años acudió a una expo de gráficos de computadora celebrada cerca de su casa en la Ciudad de México. “Le mostré mi trabajo a algunos expositores, no esperando nada, y preguntaron si quería un trabajo”, dice el fundador de la escuela de animación de Vancouver (vanas.ca) desde su oficina de Granville Island.

Pochat tomó la oferta y entró a trabajar como dibujante de demostración en la filial mexicana de una empresa grande, propiedad de canadienses.

Después de dos años, decidió dejar la empresa que le había dado la oportunidad y pasó seis años trabajando en estudios de animación en la Ciudad de México.

Finalmente, solicitó su ingreso al Vancouver Institute of Media Arts(VanArts) para recibir clases formales. “Soy uno de los afortunados”, dice en la mencionada entrevista, y subraya que las escuelas de animación de computadora eran pocas en ese momento.

Su jefe accedió a pagar sus estudios. El plan era que volviera en un año.

En septiembre de 1999, Pochat llegó a Canadá, donde luchó por superar la barrera del idioma.

“No fue fácil integrarme a la cultura, con la gente en la escuela”, narra el hoy empresario. “En México, le damos un apretón de manos todos los días; al final del día dices adiós. Aquí, la gente va sin decir una palabra. Nadie te dice nada. Cuando abres los ojos, ves mesas vacías.”

A pesar de estos obstáculos, Pochat perseveró, sobresaliendo en sus estudios, aunque “necesitaba saber cómo no animar a mano, sino en computadoras”.

Charles Phillips, instructor de VanArts, tomó a Pochat bajo su tutela, le ayudó a mejorar su inglés y lo impulsó para hacer frente a situaciones difíciles con interés y entusiasmo, en lugar de luchar contra ellas. “Charles fue una pieza importante del rompecabezas”, explica Pochat. “Pensé que vendría aquí a aprender animación, pero él me enseñó a trabajar. Fue una inspiración”.

Al final del año, el nuevo graduado regresó a México, pero sabía algo no estaba bien. “Cuando volví de Vancouver, que iba a 100 kilómetros por hora, en México estábamos viajando a 30. No me gustó. Tuve un montón de ideas y planes, pero sentí que era una pérdida de tiempo para mí profesionalmente” regresar a México, confiesa, al referirse al atraso que en ese momento había en México en el campo de la animación.

Poco después, Charles Phillips lo llamó para ofrecerle enseñar animación por computadora en VanArts y, después de un tortuoso proceso para obtener el permiso de residencia en Canadá, en 2003 regresó a Vancouver, donde al cabo de dos años fue ascendido a jefe de animación dentro de su departamento.

Su deseo de obtener más experiencia, sin embargo, estaban latentes. “En Canadá, usted tiene la oportunidad de seguir aprendiendo cosas nuevas y ser mejor en lo que haces”, explica Pochat. “Los inmigrantes tienen una tarea especialmente difícil. Tienen que seguir creciendo profesionalmente mientras se aprende una nueva cultura al mismo tiempo”.

Pochat decidió entonces tomar cursos de negocios en línea, con la expectativa de algún día manejar su propio estudio de animación.

Aunque su primera experiencia de aprendizaje no fue muy exitosa, le generó la idea para desarrollar una escuela basada en web o “nube” de animación, en lugar de un estudio.

En el desarrollo de su idea, Pochat consultó al gobierno provincial para descubrir qué pasos debían cumplirse; incorporó esos requisitos junto con sus propias experiencias como estudiante y profesor en el software desarrollado específicamente para su escuela.

Durante el proceso, descubrió que su idea era única, pues otros programas educativos en línea en ese momento no eran al ciento por ciento vía Internet. Decidió, pues, que su escuela existiría únicamente en la web, ofreciendo a estudiantes de todo el mundo acceso al aprendizaje.

Para llevar a cabo la empresa, Pochat contactó a Patrick Suberville, su primer empleador en México, buscando fondos adicionales. Suberville accedió, firmó como inversionista y proporcionó el dinero que Pochat necesitaba para poner en marcha la escuela de animación de Vancouver.

“Era un círculo completo”, resalta Pochat. “La primera persona que me contrató en México entró y salvó el día. Inauguramos oficialmente el pasado septiembre (2011) con cuatro estudiantes, con un marco que se puede acceder desde cualquier parte del mundo. Hoy en día (agosto de 2012), tenemos 15 estudiantes, desde España a Arabia Saudita a Saskatchewan”.

Recientemente, Pochat recibió un premio para e-learning de la Canadian Internet Registration Authority. Ahora, describe canadianimmigrant.ca, su mirada está puesta en cómo fundar la universidad de las artes en animación.

Su secreto para el éxito, confiesa, es mantener una actitud positiva, condición que desarrolló gracias a sus jefes y mentores y, más recientemente, su esposa.

“Solía ser muy inseguro sobre mí, sobre cuán lejos puedo ir”, admite Pochat. “No confiaba en mí, pero eso ha cambiado. Aunque parezca difícil, ir por los sueños. Mucho de eso vino con aprender más sobre Canadá, el país y la cultura. Mi esposa Sonia siempre me dijo que en Canadá el sistema es horizontal; significa que las personas son iguales. Esto me llevó unos años realmente ver y sentir, porque es muy diferente en México. Ahora sé que es verdad”, finaliza.

El joven emprendedor mexicano recibió este miércoles 27 de noviembre el reconocimiento como uno de los diez hispanos más influyentes en Canadá, gracias a su esfuerzo que le ha tomado unos 12 años.

Fue galardonado junto a otras nueve personas de Argentina, Chile, Colombia, El Salvador, España, Guatemala y Nicaragua.

Los 10 ganadores fueron elegidos por un jurado compuesto por periodistas de los principales periódicos de Canadá, así como de asociaciones profesionales, instituciones educativas y grupos indígenas que valoraron los méritos de decenas de candidatos propuestos por la comunidad hispana canadiense.