Don Volo, ejemplo de resistencia a la pandemia
Héctor Juanz, 10 de marzo de 2021
Xalapa,Ver.- Durante casi 25 años, Agurio González Piña “Don Volo”, vendió volovanes a los estudiantes de la Facultad de Ciencias Administrativas y Sociales (FCAS) de la Universidad Veracruzana, en Xalapa. Primero en la calle Juárez y después en el nuevo edificio ubicado en la zona sur de la ciudad.
La pausa de clases presenciales provocada por la actual pandemia lo dejó sin esta oportunidad de ganar su sustento, pero no se rindió. Primero intentó regresar a su oficio de bolero en Coatepec, de donde es originario y luego optó por vender de nuevo sus volovanes, ahora afuera de la oficina de correos, en la calle Zamora, en el centro de esta ciudad. A este lugar llegan sus antiguos clientes y se hace de nuevos amigos, pues su simpatía y buen trato le ayudan a ganarse a la gente.
“Ya no había recursos. Un año parejito casi sin trabajar y pues tuve que recurrir a los muchachos de la Universidad, a los de Negocios Internacionales, a los de Relaciones Industriales, a los de Publicidad y Relaciones Públicas y a los de Ciencias Políticas, porque la verdad ya no podíamos con esta enfermedad. Me compran y lo siguen subiendo a las redes sociales para que así yo siga vendiendo. Precisamente como el 17 de diciembre llegué aquí porque la verdad recursos ya no había nada”.
Recientemente los estudiantes iniciaron una campaña publicitaria en redes sociales luego de que se dio a conocer también por dicho medio, que inspectores del ayuntamiento pretendían retirarlo de la vía pública. Esto le ayudó, pues las autoridades de esta área le permitieron quedarse y más jóvenes principalmente, buscan ahora sus volovanes.
“Tenemos que luchar y no darnos por vencidos, porque nosotros, en la tercera edad que ya tenemos, hay que echarle ganas y le ponemos la muestra a los jóvenes que siempre andan corriendo en las calles sin su cubrebocas. Se lo deben poner. Cada vez que vienen ellos, mis niños a comprarme volovanes, como que me hacen sentirme más alegre, más contento, yo los quiero mucho”.
Don Volo es un ejemplo más de resistencia a la pandemia. Cuenta que se levante entre las 4 y 4 y media de la mañana para llevar a sus clientes una surtida variedad de volovanes, a partir de las 9 de la mañana.
“Estamos de 9 hasta que los volovanes se acaben. A veces se acaban a las 3, a veces a las 4. Como ayer estuve hasta las 5 y media. Ahí nos vamos”.
Lo único que pide es que la gente le siga comprando para generar recursos y seguirse manteniendo, pues es su única forma de ganar su sustento.